Mientras Winston era más fuerte, las cosas que le daba eran mejores que las de cualquier otro. Ella podía sentir que Winston la había cuidado como a su compañera.
Siempre y cuando ella bajara su postura, Winston definitivamente volvería a su lado.
Rosa pensaba esto confiadamente, mirando a Winston con una mirada afectuosa.
Era cierto que Winston entendía muy bien a Rosa. Podía entender su lenguaje corporal con una sola mirada, aunque para otros fuera difícil hacerlo.
Sin embargo, su semblante era oscuro como el fondo de una olla. Miraba inconscientemente hacia Bai Qingqing, su expresión solo se suavizaba un poco cuando se daba cuenta de que ella miraba en esta dirección.
—Ya me he convertido en compañero de Qingqing —dijo simplemente Winston.
Rosa se quedó completamente rígida, abriendo sus ojos en descreimiento.