Venganza

Qingqing definitivamente lo estaba echando de menos en casa. Tenía que resolver rápidamente estos problemas y regresar a casa para prepararle comida.

Una serpiente negra y roja se arrastraba lentamente desde la parte trasera de la montaña, con una expresión relajada que contrastaba con la ansiedad del joven de cabello dorado.

—Ssss

—¡Debes estar intencionalmente creando oportunidades para Winston! —Parker frotó sus puños y apretó los dientes.

Curtis levantó la cabeza y llamó con un gesto.

Al instante, sonidos de susurros resonaron desde atrás. Los sonidos estaban densamente agrupados, haciendo que el cuero cabelludo se entumeciera.

Numerosas serpientes se deslizaron hacia fuera. Rojas, verdes, amarillas, negras... Se tendió una capa colorida de alfombra en el suelo, rodeando la aldea en la montaña.