—Cuando An'an tenía solo siete días de edad, tampoco tuvo mucha influencia en ella, y menos aún en el hecho de que ya soy un adulto. Sería aún menos problemático.
—Las palabras de Bai Qingqing tenían mucho sentido y Winston dudó, lanzando una mirada a Curtis.
—Al final —dijo Curtis con calma—, si no la dejamos divertirse a su gusto, no se rendirá.
—Hehe... —Bai Qingqing sacó la lengua—. Entonces, está decidido. Dormiré arriba esta noche.
—Winston soltó otro suspiro, sin objetar más.
—Parker había recogido un gran lote de hojas tiernas, usando una delgada enredadera para atarlas en un manojo. Las recogió con su boca y regresó a la aldea, con los tres cachorros de leopardo siguiéndole.
—Podía sentir que todas las miradas estaban sobre él, y enderezaba aún más la espalda, caminando con un paso majestuoso.