—¿Le pasó lo mismo a ella? —preguntó Harvey.
Harvey asintió.
—Así es.
Alva empezó a caminar de un lado a otro. Al oír los repetidos llantos de Molly, de repente dijo:
—¡Voy a buscar a Bai Qingqing!
Entonces se transformó en su forma de bestia, batió sus alas y voló hacia fuera.
—¡Eh! ¡La lluvia es tan fuerte! —exclamó Harvey.
Harvey se acercó al hueco del árbol, pero el pavo real ya había volado lejos.
Mirando las gotas de lluvia densamente empacadas afuera, Harvey empezó a preocuparse por Bai Qingqing. La lluvia era tan fuerte. Esperaba que ella no se enfermara por mojarse bajo la lluvia.
Bai Qingqing estaba almorzando cuando escuchó la razón por la que Alva había venido. Dejó de comer y planeó visitar a Molly sin decir nada.
Una grande y fría mano le agarró el brazo. Curtis la presionó de vuelta en la silla y dijo con una actitud imponente:
—Come primero tu comida.
—Pero... —Bai Qingqing miró hacia la puerta. Su corazón ya estaba afuera.