Obtener el Antídoto (1)

Parecía que estaba adulando, pues había un atisbo de ternura en su comportamiento.

El corazón del rey escorpión dio un vuelco, y luego comenzó a palpitar aceleradamente.

Esta emoción llegó rápida y furiosamente, haciéndolo incapaz de distinguir si era una emoción que debía tener, o si era debido al cristal del alma en su pecho.

Como nunca la había experimentado antes, el rey escorpión era incapaz de contenerse en comparación con los hombres bestia ordinarios. Agarrándose el pecho, comenzó a jadear como si no pudiera respirar.

Bai Qingqing levantó la vista hacia él y preguntó suavemente:

—¿Oye, estás bien? ¿Estás herido? —preguntó suavemente.

El rey escorpión negó con la cabeza aturdido y le sonrió, luego sacó una bolsa que parecía pesada de su cintura.

—Mira lo que te traje.

El rey escorpión abrió la bolsa de piel de animal, revelando un montón de hielo triturado dentro. Entre el hielo triturado había una exquisita botella de piedra.