Bromear al Hombre Escorpión Bestia

—Poco después de que San Zacarías regresó a la casa de hielo —miró a su hijo soñadoramente fijado en la mujer, sintiéndose disgustado— y dijo en voz baja:

— Ya no te necesitamos aquí. Sal.

—Solo entonces Mitchell se dio cuenta de que su padre estaba allí. Rápidamente —dijo con un semblante serio:

— Sí.

—Bai Qingqing era una durmiente ligera y se despertó con un fruncido, encontrándose mirando de frente a ese rostro guapo pero aterrador de sus sueños.

—Desprendía una vibra aún más siniestra que en los sueños. Simplemente ser observada por un rostro tan inexpresivo la hacía sentir incómoda de la cabeza a los pies. Cada célula de su cuerpo gritaba por huir.

—Contemplando este rostro exquisito que no desmerecía al de su compañero, el corazón frío y duro de San Zacarías se suavizó un poco. Especialmente porque ella llevaba la ropa de Chris la cual había usado cuando aún estaba viva, haciéndolo caer momentáneamente en un embeleso.