Consintiendo a su nieta, presumiendo a su nieta

—General Tuoba, ¿no crees que tu solicitud es demasiado? —dijo fríamente Leng Kui.

—Dado que quieres negociar, ¿tienes que mostrar tu sinceridad? ¿Por qué? ¿Crees que el campo de batalla es administrado por tu familia y no lucharemos solo porque tú lo digas? ¿Nuestro ejército de 100,000 soldados del Norte Yan está jugando contigo? —se rió burlonamente Tuoba Lie.

—¡Pero no puedes pedir demasiado! —dijo en voz baja Leng Kui.

—Está bien si no quieres renunciar al barbacana. ¡Intercambia la cabeza de Qin Canglan por él! —sonrió Tuoba Lie.

—¿Quieres que mate a Qin Canglan? ¿Estás loco o lo estoy yo? —dijo enojado Leng Kui.