Gulp~
Su estómago rugió.
Su Xiaoxiao tarareó. —Creo... que tengo hambre.
Wei Ting miró profundamente su estómago. —¿Podría ser esta niña también un pequeño diablo...?
Imposible. Debe de ser una niña dulce y linda.
Wei Ting salió del carruaje y fue a comprarle una caja de pastel de osmanto. Justo cuando estaba a punto de volver a sentarse en el carruaje, otro carruaje se acercó.
—¡General Wei, por favor espere!
Wei Ting frunció el ceño ligeramente y se giró. Vio al Eunuco Quan bajar del carruaje con una sonrisa y juntar sus manos hacia él. —Saludos, General Wei.
Mientras hablaba, miró el pastel de osmanto en la mano de Wei Ting y luego al carruaje. Sonrió y preguntó, —¿La Señora Wei también está en el carruaje, verdad?
Wei Ting preguntó con calma, —¿Qué ocurre?
El Eunuco Quan sonrió y dijo, —Su Majestad ha convocado al General Wei y a la Señora Wei al palacio.