—Está bien entonces —suspiró la mujer de mediana edad—. Tu familia realmente es lamentable. Tener un nieto les daría a ustedes, los ancianos, algo que esperar.
—No es más que la verdad —la Anciana Señora Song se sentía tranquila pensando en el nieto regordete que pronto tendría en sus brazos—. Hoy parecía más brillante, el camino más ancho, y la vida parecía mejorar.
—Hermana mayor... —la Anciana Señora Song agarró apresuradamente la mano de la mujer de mediana edad—. Por favor, dame la medicina. No olvidaré tu amabilidad si tengo un nieto. Definitivamente te compensaré bien.
—Mira cómo hablas —ella la tranquilizó, acariciando la mano de la anciana—. Somos vecinas de la Calle Jiefang. Por supuesto, ayudaré si puedo. No te preocupes, esta medicina es una receta secreta que se ha transmitido en mi familia. Mientras tengamos los ingredientes adecuados, está garantizado que funcionará.