Esa noche, se revolvió y dio vueltas, incapaz de conciliar el sueño, no importaba qué hiciera. Cuando estaba al borde de quedarse dormido en un letargo, escuchó un sonido como el de la puerta haciendo clic afuera.
Se frotó los ojos, sintiéndose insoportablemente somnoliento.
Porque no estaba acostumbrado a la cama y a las almohadas, y a eso se le añadía el olor a humedad en la casa, no había podido dormir en toda la noche. Solo ahora finalmente estaba sintiéndose un poco adormilado.
Pero en ese estado de estar medio dormido y medio despierto, pensó que estaba soñando, así que no le prestó atención y se volvió para seguir durmiendo.
Sin embargo, de repente sintió un escalofrío en su cuerpo e instintivamente alcanzó su manta. Pero después de tantear un rato, no logró agarrarla. Abriendo los ojos, quedó momentáneamente cegado por la luz brillante. Una vez que se adaptó a la luz, se dio cuenta que la habitación estaba llena de gente.