El matón de cabello rojo y los demás temblaron de miedo nuevamente al escuchar las palabras de Xiao Tian. —Joven maestro Xiao, por favor perdónanos.
Como no le hicieron nada malo a él ni a las personas que le importaban, Xiao Tian decidió no llevarlos de nuevo al cuartel general de la pandilla del Loto de Hielo Azul.
—Te daré dos opciones —Xiao Tian habló y pausó por un segundo antes de continuar—. Los llevaré de nuevo a la base de mi pandilla, o, tú golpeas a Che Hou por mí.
Claro, Xiao Tian podría dejarlos ir, pero no haría lo mismo con Che Hou. Había varias razones para esto.
Primero, Che Hou seguía interrumpiendo su tiempo con Long Jingxian y Mu Ai. Segundo, Che Hou había pagado a estos matones para golpearlo.
Tercero, odiaba tanto a Che Hou y quería enseñarle una lección. Por eso quería que estos matones golpearan a Che Hou, porque era el momento perfecto para enseñarle una lección a Che Hou.
—Elegimos golpear a Che Hou —estos matones respondieron al instante.