La expresión de profundo asombro floreció en la cara de Xiao Tian.
—¿¡Qué?! ¿Quiere que la acompañe a encontrarse con su socio comercial? ¿Escuché bien? —Le resultaba difícil creer lo que estaba oyendo.
Claro, le había salvado la vida dos veces, pero ella sabía que él era el guardaespaldas de Yun Xin Er. La vida de Yun Xin Er también corría peligro, por lo que Nalan Jiangge no debería pedirle que fuera su guardaespaldas.
Al igual que Xiao Tian, Yun Wuya y los demás también estaban asombrados.
—Esto es... —Xiao Tian no sabía qué decir en ese momento.
—Shi Hao, Xin Er no tiene planes para mañana, así que solo se quedará en casa con su padre. —Por supuesto, Nalan Jiangge sabía que acababa de decir algo impactante.
Luego continuó, —Ah, cierto. ¿Qué tal esto? Contrataremos más guardaespaldas de tu agencia, pero tendremos que añadir tus deberes más tarde. En vez de solo proteger a Xin Er, también tienes que protegernos a nosotros. Entonces, ¿qué te parece?