Caminemos sin rumbo fijo

La hermosa luna se escondió detrás de las nubes grises, y las olas de la playa raspaban el arrecife.

Cuando todos dormían plácidamente en su habitación, tres personas hacían cosas de adultos en una de las lujosas habitaciones del hotel; dos mujeres maduras y un joven.

Una de las mujeres maduras estaba acostada boca arriba mientras que la otra estaba encima de ella, enfrentándola.

Sus ojos estaban llenos de la llama de la lujuria, mientras que gemidos ahogados no dejaban de salir de sus bocas.

Estas dos mujeres maduras no eran otras que Long Jingxian y su hermana, Su Ruanyi.

Ambas estaban actualmente teniendo sexo con su joven novio. Anteriormente, el dúo había ido a la habitación de Xiao Tian cuando los demás dormían.

No habían tenido sexo con Xiao Tian durante una semana, así que decidieron seducirlo. Por supuesto, aún recordaban que estaban en un hotel, pero no les importaba.