—Todavía no he logrado matarlo a golpes —Crystal les mintió—. Es un artista marcial y además, uno muy poderoso.
—¡Idiota! —Han Shutai gruñó furiosamente—. ¡Te pagamos tanto y aún no has completado tu misión?! Entonces, ¿qué has estado haciendo todo este tiempo?
—¡Inútil! —añadió Hu Yuming.
Los ojos de Crystal brillaron con una luz aterradora mientras los miraba fijamente. —Entonces ¿por qué no lo vences tú mismo?
Ella realmente quería golpearlos, pero no podía hacerlo porque ellos eran sus clientes. Podría perder su trabajo si los golpeaba y alguien se enteraba de ello.
—Perra inútil, te pagamos para que lo mataras a golpes, ¿entonces por qué nos pides que lo hagamos nosotros? —Hu Yuming no pudo contener su ira.
Odiaba a Xiao Tian hasta los huesos y quería verlo tumbado en la cama de un paciente, pero ella aún no había logrado completar su misión.
—Ahora estoy empezando a dudar de tu reputación. ¿Cómo puede un asesino inútil tener tan buena fama? —Hu Yuming seguía gritándole.