¿QUIÉN GUARDARÁ LA COPA DE LA VIDA?

Xaden estaba extremadamente agotado de su viaje y como no podía regresar a su habitación donde ahora residía Jazmín, entró en su estudio.

Se sentó en la gran silla y respiró profundamente.

—¿Por qué te quedas aquí? —preguntó Erik.

Xaden se frotó la cabeza para aliviar su dolor.

—Jazmín está en mi habitación, como sabes —dijo Xaden—. Y no puedo molestarla. Necesita descansar.

—Entonces ve a cualquier maldita habitación que quieras. Hay miles de ellas en el castillo disponibles —dijo Erik.

Xaden se levantó de su silla y fue a su estante de vinos.

Meditó al respecto y finalmente decidió por una botella de coñac de doscientos siglos.

Quitó la tapa y se sirvió una copa.

—Porque me gusta dormir en mi propia maldita habitación —refunfuñó Xaden—. No soportaría despertarme y encontrarme en un entorno diferente preguntándome si fui secuestrado.

—No, no lo soportarías —dijo Erik, aunque creía que Xaden estaba exagerando.