—Mi sanadora Urma siempre habló muy bien de ella —mencionó Jazmín.
Las mujeres se quedaron mudas y un silencio pesado se cernió en el aire.
—¿Conoces a Urma? —la señora que las había conducido adentro preguntó.
Jazmín asintió —Ella era la sanadora de nuestra manada. Me crió.
—No hemos tenido noticias de ella en años —la otra mujer le dijo a la del bar.
—Dijiste fue? ¿Por qué hablas de ella en pasado? —la señora de cabello blanco preguntó.
Jazmín suspiró profundamente —Urma murió hace unos días.
Las mujeres se quedaron en silencio una vez más.
Nadie dijo una palabra.
Y entonces, las tres mujeres juntas dijeron: "Diosa guíe a la fallecida en su camino a casa".
Hubo un profundo suspiro y luego: "Ella tuvo una buena vida".
—La de blanco miró a Jazmín, sus ojos brillaban —¿Qué quieres con la llamada serpiente?
Jazmín tragó pesadamente y miró hacia arriba hacia ella.
Sabía que Urma había hablado bien de la serpiente y obviamente estas mujeres eran conocidas de la serpiente,