Anna quería gritar y ladrar en su cara, pero se vio obligada a tragarse su verdadera reacción.
—¿Qué quieres decir? —preguntó de la manera más tranquila posible.
Tenía que ser muy gentil y dulce y mantener la apariencia de que era la buena hermanita que él veía.
—Erik no me contó sobre el hecho de que ustedes dos estaban unidos —dijo Xaden—. Él no es solo alguien en mi manada. Él es mi Gamma. Mi segundo al mando. No tiene derecho a ocultarme eso. Él sabía desde que estábamos lejos de la manada y yo nunca lo habría sabido hasta que tú lo dijiste. No puedo confiar en él. No ahora.
Ella se sintió enrojecer de ira.
Pero reprimió sus emociones.
—Pero no fue solo culpa de Erik —explicó Anna—. Yo tampoco te lo dije. También deberías estar enojado conmigo.