Las campanas de la iglesia sonaban en repetición en un día soleado y brillante. Los pétalos se esparcían en el aire, y la multitud aullaba en celebración.
Gastone estaba de pie en la entrada y observó a dos figuras paradas frente a él. Sus ojos se agrandaron cuando Daniel inclinó la cabeza y tomó las mejillas de Lucía.
—Ahora pueden besarse los novios.
—¡¡¡AH!!! —Gastone gritó mientras lanzaba sus brazos al aire. —Miró alrededor y se dio cuenta de que estaba de vuelta en el lugar de Rosina en el reino humano. —Ugh, qué pesadilla...
Gastone se sentó en la cama y respiró profundamente para calmar su corazón frenético. Pasaron unos minutos hasta que se calmó y se dejó caer de nuevo en la cama. Miró por la ventana y vio la luz que provenía de las cortinas.
—Así que me arrastraron de vuelta aquí... —Gastone bufó. —Pensó que sería teletransportado al bosque. —Su sueño pasó por su mente, trayendo un dolor en su pecho.