Después de un par de horas, Lucía finalmente decidió salir de la habitación y fue al comedor ya que se moría de hambre. Quería quedarse en su cama por mucho tiempo, pero los recuerdos que tenía con Daniel en esa habitación le daban ganas de vomitar.
—Tsk, más vale que la comida sea buena —suspiró Lucía mientras se acercaba al comedor.
Al abrir la puerta, se sorprendió por lo que vio. Daniel ya estaba allí sentado, comiendo postre.
«¡Qué diablos!» pensó Lucía al ver a Daniel. Esperaba que él estuviera fuera, en el trabajo.
—Oh, finalmente estás despierta. Te estaba esperando —afirmó Daniel mientras se limpiaba la boca.
Lucía se quedó parada en la puerta, con la cara llena de confusión.
—Ah, te estás preguntando por qué estoy aquí cuando me fui antes. En realidad, te esperé un poco ya que hay algunos cambios de planes respecto a nuestra boda, pero antes de eso… siéntate —señaló Daniel la silla vacía frente a él.