Me carcome

Llevábamos un día buscando a Hero, todos estaban preocupados por mi, no estaba ni cerca de encontrarme bien, pese a que me estaba alimentando bien, pero mi desesperación podía más conmigo, además que no pude dormir bien, porque tuve pesadillas con Helen, donde ella me decía:

-¿Por qué me abandonaste?, si hubieras estado conmigo no estaría muerta, incluso aparece otra y me quieres olvidar, tanto me equivoque contigo, perdí tanto mi tiempo contigo que perdí incluso mi vida por ti, eres un desgraciado mal...

Por suerte Lay al llamarme me saco de ese amargo recuerdo de mi pesadilla nocturna.

-No te preocupes, te prometo que encontraremos Hero, te lo prometo Gran.

Lay estaba con ojeras, y por mucho que me decía esas palabras de aliento, estaba muy cansada, lo mismo para los demás que llevábamos más de 24 horas buscando, y eso lo sabia, porque ya habia vuelto a amanecer.

-Todos deténganse.

Me hicieron casos, Will, como Roja, y Lay se detuvieron en el acto. Roy no nos acompaño, porque se quedo cuidando de Mirian, porque Magnus, por mucho que le insistimos decidió ir Dublín pese a que estaba siendo buscado por la corona.

-¿Que sucede Gran? - Pregunto Will cansado.

-Descansemos todos, no podemos seguir así, mejor dicho ustedes no pueden seguir, por mucho que este desesperado por encontrar a Hero no puedo agotarlos a ustedes.

Will asintió casi agradeciendo, que les pidiera descansar.

-Ya lo oyeron, descansemos aqui, comamos algo y durmamos un poco, eso también va para ti Sir.

-Lo se Will, y deja de decirme Sir, es molesto... ayúdame a bajar Lay.

Lay sin demora se bajo de su caballo y me bajo, al menos habia recuperado la fuerza como para poder caminar, pero era algo muy cansador de hacerlo. Lo peor de todo es que me sentía un estorbo, no ayudaba en nada, simplemente daba ordenes por donde buscar, mientras nos dirigíamos al norte, rogando encontrar alguna pista, pero estaba buscando una aguja en un pajar, incluso se me pasaba la idea en la cabeza de si la encuentro muerta... eso acabaría conmigo, me abriría el cuello ahí mismo, no soportaría verla a ella muerta, la idea me carcomía la cabeza, me ponía ansioso, mi respiración comenzaba a agitarse, todo me daba vueltas, me desesperaba mas y más mientras los pensamientos venían a mi como una tormenta, cada uno peor que el anterior, con un escenario aun más macabro donde encontraba a Hero muerta mientras el fantasma de Hel se burlaba atormentando mi mente.

Nuevamente fue Lay la que me interrumpió en mi verborrea mental, tomándome la mano.

-Tranquilo todo estará bien, la encontraremos, debes descansar no escuches tus pensamientos.

-Mira quien lo dice... perdón, te quiero Lay, estoy hecho un desastre o tal vez siempre lo fui.

Lay me arrastro con ella, lo hizo despacio pensando en mi condición, nos llevo a un árbol algo grueso e hizo que nos sentarnos apoyándonos en el.

-Quiero ser sincera, este vinculo que tenemos... a veces es un incordio, creo que me afecta mucho el como te siente, pero no noto que cuando estoy mal, tu logres sentirlo de la misma intensidad que yo contigo.

-Si lo hago, simplemente comprendo que no son mis sentimientos, así hago para que no me afecte demasiado, pero sabes que lo hace, ya te dije, te amo como una hermana, y no quiero ver sufrir a mi hermana, por eso perdóname por no poder controlar todo lo que estoy viviendo ahora.

-No te disculpes, solo quería ser honesta, a veces siento que el vinculo nuestro funciona como una especie de caricia, y otras como un golpe en la nuca, pero el lado bueno es que eso hace que pueda saber que estas vivo, y si estas vivo, se que hay una oportunidad, eso compensa todo, Gran.

Acurruque mi cabeza en el hombro de Lay, lo que fue muy bien recibido por parte de ella, e hizo lo mismo sobre mi cabeza.

-Amelia tiene mucho suerte de tener Lay, eres una mujer increíble, aunque, te cueste creerlo, gracias por estar a mi lado incluso cuando yo no pude estar a lado tuyo.

-No necesitas agradecerme, quería hacerlo fue un acto egoísta de mis propios deseos, y no siento que Amelia tengo suerte de tenerme, yo, no he sido muy buena con ella, básicamente la abandone en estos dos meses Gran, la deje a un lado, eso no es algo que debería hacer con la persona que quiero, siento que lo unico que saldrá de mi relación con ella, es que la lastimare, si es que ya no lo hago.

-Estas siendo muy dura contigo Lay, incluso yo me hubiera enamorado de ti, si nunca hubiera conocido a Hero, no tengo duda en ello, eres especial, tan especial que incluso trate de mala forma a una Diosa que pudo desaparecerme en un segundo para evitar que murieras.

Lay me sonreía tiernamente, pero no pudo decir nada porque fuimos interrumpidos.

Amelia se acerco a nosotros, se sentó al lado de Lay, y se apego a ella, pero no hice mucho caso a eso, si no me quede mirando a Will que estaba alejado nuestro, vio lo que hizo Roja, y luego aparto la mirada, lo que me dio una idea de algo, pero no era el momento de pensar en ello, pero la conducta de Will se habia vuelto extraña desde que perdió su titulo como Sir y empeoro tras la muerte del Barón, eso lo note apenas desde que "volví".

-Amelia, no es que quiera apartarte, pero si mi padre nos ve, podrá pensar...

-En que, que me gustas, que soy tú "pareja", pues que lo haga, acaso no lo soy... ni siquiera una caricia Lay, ni una, en todo este tiempo, ahora Gran vuelve y no te despegas de él... no es contigo Gran, quiero que lo sepas, estoy feliz de verte de vuelta.

-Entiendo Amelia, gracias se siente bien volver supongo, solo que me gustaria poder moverme con más libertad, con respecto a lo que te acaba de decir, no vas a decirle algo Lay.

Lay estaba nerviosa, angustiada, eso yo logre sentirlo.

-Perdon Amelia no a sido nada fácil para mi ver a Gran así, como te explico que básicamente es como si pudiera sentir lo que el siente, me atrevería a decir que si una esta mal el otro también... pero se que no es escusa para dejarte de lado, entendería si quieres dejarme...

Si no me hubiera movido, el golpe me hubiera llegado hasta mi, en un arrebato de ira, Roja le dio un puñetazo en la cara a Lay, la agarro por la ropa, dejándole frente a su rostro.

-Tan fácil es para ti, eso quieres que me aleje de ti maldita idiota, acaso no piensas en mis sentimientos también, no dije nada porque se lo que sientes por Gran, me espere hasta que volvieras en ti, soporte todo este tiempo que ni siquiera me dieras un buenos días, o apartaras la mirada cuando nos encontrábamos, mierda mírame a los ojos cuando te hablo.

Amelia zamarreo a Lay, y ahora le dio una bófeta en la otra mejilla.

-No sabes lo desesperante que es intentar estar contigo, pero pese a eso me lo aguanto, porque tengo un fuerte deseo de estar contigo desde que somos niñas... que vergonzoso es esto, pero te amo desde que iluminaste mi vida, pero solo me alejas de ti, siempre dices cosas como dejarte sin pelar o nada como si quisieras darte por vencida, mierda Lay dime de una maldita vez si quieres estar conmigo o no.

-No, no quiero Amelia.

Amelia la soltó en el acto al escuchar el rechazo de Lay.

-Lay un momento, no te pases...

-Cállate Gran, no he terminado de hablar. Te quiero Amelia, pero mira todo el daño que te hago pese que no quiero hacerlo, yo no soy alguien con la que estar, ni siquiera se que ves en mi, ni siquiera logro entender que ve este otro idiota en mi, pero algo ven, eso me hace sentir bien, pero yo solo soy alguien que solo aprendió hacer daño por venganza, yo solo quiero quemar este mundo, como lo hicieron conmigo, es por eso que no quiero estar contigo, pese que mi corazón se acelera cada vez que te veo, yo solo soy un arma...

Un arma... eso fue en lo que quería convertirme Will, no me digas que intento hacer lo mismo con Lay en algún momento, si Will es responsable del odio de Lay también, de alguien que necesitaba ayuda, y su padre simplemente la vio como una espada afilada, mierda... espero estar equivocándome en todo esto.

-Tú no eres un arma idiota, eres una rosa delicada, con fuerte raíces, y con afiladas espinas que no me importa que me hagan sangran mientras me permitas estar a tú lado Lay... no me separes de ti, no quiero perder más personas... te lo suplico, arrástrame contigo, permíteme que te ame, y ámame.

Me sentía un mal tercio en estos momento, pero habia comprendido con todo esto, lo sola que se sentía Roja, tal vez esas palabras eran bonitas, pero demostraba el poco amor propio que se tenia.

Lay se acerco a su rostro miro de reojo a su padre que estaba dándonos la espalda, y beso a Amelia, un beso dulce lleno de ternura.

-Si tanto quieres estar a mi lado, bien que así sea Amelia.

No hablaron mucho más, Amelia de cierta manera estaba feliz, pero algo mal estaba en la respuesta de Lay.