-¿Realmente creen que esa niña nos traiciono?
Vel se acerco, una vez Francia se marcho y nos pregunto.
-Me gustaria responder que no, como deseo decir eso, pero es su letra, no puedo dejarlo pasar.
-¿Qué decisión tomar entonces, amores míos?
Con Hero nos miramos, realmente sabia que tenia que tomar una accion importante, no puedo perdonarla como me gustaria hacerlo, porque eso significaría mostrar debilidad justo cuando tengo que convencer a todo el norte de que se unan a mi, no solo como un conquistador, si no que me vean como su líder.
-Tomaremos, recuerda Velaria, que también eres parte de nosotros, tú opinión es importante, tanto como la de Gran y la mía.
Velaria nos sonrió, se acerco a Hero y se agacho para quedar a la altura de su estomago y puso su mano sobre ella.
-Si desean mi opinión, en mi cultura la traición se paga con la expulsión, y si es muy grave, con la muerte, pero al ser una niña, solo haría lo primero, lo que hizo es grave, esa tontería nos pudo costar la vida. Y hablando de vida, así que tendremos nuestro primer hijo... bueno segundo, perdonen esto puede más para mi, se que no saldrá de mi, pero yo sere madre, ¿Pueden creerlo? yo, no, ya lo soy, con esa niña, nunca me vi así, ¿saben? esto puede sonar una tontería, pero es muy importante para mi -ella abrazo a Vel, poniendo su cabeza con delicadeza sobre la panza de Hero, con su brazo me agarro y me acerco a ella, para que también la abrazara.
-No es una tontería para nada mi amor, sabes es embriagador cuando te pones así, si no fuera por lo de Mirian, este seria uno de los mejores momentos de mi vida, tal vez tenga un hijo o hija con Hero-. La mire a los ojos, como un tonto enamorada, ella me dedicaba una sonrisa, y apoyo su cabeza bajo mi mentón.
Vel se levanto, poniendo una mano sobre mi pecho y acercando su pelvis a la mía.
-No olvides que también me tienes que dar uno o dos hijos... creo que por primera vez, me gustaria tener la capacidad de ustedes de engendrar como conejos, quiero muchos hijos suyos, Hero tendrás que tener a los que no pueda yo, muchos niños.
-En una cabaña en un bosque nevado, apartado de todo, solo nosotros siendo felices, sin guerras ni nada -añadió Hero.
-Sin duda suena perfecto, tal vez cuando terminemos todo y mi pueblo pueda ser libre, tener un momento con ustedes, envejeciendo, es lo que me gustaria, quiero aprovecharlos lo máximo que pueda.
Di un fuerte apretón a ambas entre mis brazos y ellas hicieron los mismo conmigo.
-Por su puesto que tendremos eso, pero primero tenemos que asegurarnos, que nadie nunca nos joda, y prometimos liberar el pueble de Vel, y así será, pero despues de todo esto, podremos viajar a otro lugar si quieren, buscando nuestro bosque nevado y construir nuestra cabaña.
-No quiero cortar esta ensoñadora conversación, pero que vamos hacer respecto a lo de esa tal Collette, esa mujer que hablo la enmascara.
-Vaya que si escuchas de todo con esas lindas orejas tuyas.
Hero extendió su mano y la acaricio una de ellas, provocando que Velaria gimiera.
-No, detente... detente...para...más...ahí...eso...toca...más...fuerte...
Hero disfrutaba totalmente el masaje a su oreja, incluso hasta me puse algo celoso, yo también quería tocarle las orejas, pero antes de que me pudiera sumar, ella se hecho para atrás.
-Basta, enserio, si no perderé la compostura, no es momento para divertirse, tal vez celebrar un poco por si nuestra vida esta embarazada, pero tenemos que hablar de lo otro primero.
Velaria tenia razón, las invite a sentarse en la arena viendo el mar, que reflejaba la luna llena sobre ella, la vista era totalmente hermosa.
-Si me permites esto Gran, creo que la mejor que debemos hacer, es reunirlos a todos, y darle su juicio en publico a Mirian, ocuparla de ejemplo, para que nadie más haga lo mismo, y eso también cuenta para Skivenderg.
-Si el problema es que hablamos de la hija de Wilfest, no puedo y llegar y hacerle un juicio publico, pero no puedo dejar de pasar esto, tendré que actuar de alguna manera, pero con Mirian, no aplicare pena de muerte, eso es seguro.
-Quieres dejarla sin castigo no es así ¿Gran? No contestes estoy segura que quieres eso, pero ya no estamos a un punto de poder perdonar estas cosas, entre más crece, más responsabilidades tenemos, ya no somos un par de críos, actualmente somos los Jarls del norte, incluso si unificamos el norte, podríamos considerarnos rey y reninas, tenemos quedar un castigo ejemplar, dicho todo esto, se me ocurre como contentar a todas las partes, pero necesito que confíes en mi, y déjamelo todo.
-Aunque me preocupa no saber, reina nuestra, sabes que siempre lo hará, lo dejare en tus manos, Hero, yo me encargare de Skivenderg.
-Mátalo, te lo recomiendo, antes de que sea peor -dijo Velaria.
-Tenia pensado eso de hecho, y hacer que Yger, sea el representante de los Nórdicos, al menos por ahora. Probablemente, querrá retarme.
Ambas me miraron con mala cara.
Habíamos reunidos a todos, frente el castillo, incluso mandamos a llamar a la gente de los pueblos cercanos, no obligamos a nadie a venir, pero era bueno hacer que participaran. Tampoco le avise a Willfest lo de su hija, eso por pedido de Hero, que me conto su plan, que era bueno en verdad, pero me dolía de cierta forma.
-Los hemos reunidos a todos, por una simple razón, nosotros podemos ser pacientes, incluso podemos perdonar ciertas cosas, no por eso tómenlo como un signo de debilidad.
Hice una pausa dramática, mirando a toda las personas hasta que detuve mis ojos en Skivenderg.
-Lo que quiero decir es que contamos con dos espías en nuestras filas, accion que no perdonare, Skivenderg estuvo informándole a Argus Creyback sobre nuestro ataque, no solo me traiciono a mi, si no a su propio pueble, su líder, nos vendió como alimañas.
Skivenderg se puso nervioso, los demás nórdicos comenzaron hablar sorprendidos, no queriendo creer lo que le habia dicho.
-Yger, traelo.
El asistió, puso su mano sobre su hacha, pero ya tenia previsto esto, con un solo chasquido, un grupo de nórdicos se le tiro encima impidiendo que se moviera. Yger se acerco a él riéndose.
-Tu época acaba aqui, Skivenderg, se acaba la tontería, de tu fe ciega a Elric.
-Traidor.
Yger le dio un puñetazo en la boca a su excompañero.
-Traidor, tu nos vendiste contra el Duque, no me hables de traidor, ese mocoso que ahora es nuestro Jarl, obtuvo el derecho, ganándole a Elric, vamos ir encontra de nuestras propias reglas. Puedo entender que les moleste, que se un extranjero, que no sea de nuestra propia tierra, pero por la ley sagrada, gano la corona, no solo, eso, nos consiguió el norte entero, cosa que ni Elric, logro. Así que no me hables de traidor Mano de hierro, el que nos quiso vender fuiste tú.
El discurso de Yger habia funcionado, logro cambiar el ambiente, y el descontento hacia Skivenderg se hizo sonar, lo abuchearon, e insultaron.
-Te reto a un duelo Jarl, tú la mujer de la izquierda de ojos de color distinto, esa fue la reglas que pusiste.
Nunca pense en que retaría a Velaria, me levante de mi asiento y dio unos pasos hacia, si alguien lo iba enfrentar, era yo, peor un arco me impidió el paso. Vel me impidió caminar, y se acerco a Skivenderg.
-Adelante suéltenlo, es una orden, yo me encargo de la basura.
Los demás hombres le hicieron caso a Vel, yo me acerque un poco, para tener que intervenir en cualquier caso, pero no creo que eso iba a ser necesario. Skivenderg, saco su hacha y corrio hacia mi esposa, ella sin problemas desvió su hacha con a punta de su arco. EL siguió atacando y con una expresión aburrida en su rostro esquivaba cada uno de esos ataques, eso provoco la risa de casi todos los espectadores. En un intento de ira fue descuidado, abanico demasiado, Vel dio un paso para atrás evitando el golpe, saco una flecha, apunto y se la disparo dándole en la cabeza casi a quemarropa y matando a Skivenderg
-Espero que esto le haya quedado claro a todos, si quiere dueles, adelante, los aceptaremos, pero no piense que ganaran facilmente, de hecho no la harán nunca.
-Como dijo mi bella esposa, mi propuesta sigue en pie, pero aun me queda dar un castigo el día de hoy, para la otra persona que estuvo enviando información, y la traición que más me a dolido de todas, me acerque a Willfest, que me miro extrañado, y luego di un pie a lado; Mirian De Poart.