## Capítulo 4: El Consejo de los Pecados Capitales

## El Campamento en las Montañas Sombreadas

El viaje de regreso a Lunaris fue largo y agotador. A medida que avanzaban por el denso bosque, el cielo comenzó a oscurecerse y los árboles parecían susurrar entre ellos, como si advirtieran de un peligro inminente. Finalmente, decidieron acampar en una pequeña explanada rodeada de pinos altos y musgo verde.

La fogata crepitaba suavemente mientras Kael preparaba la cena. Lyra miraba las llamas, pensativa.

—¿Qué crees que nos espera en Lunaris? —preguntó Lyra a Eryndor.

Eryndor, que estaba meditando cerca, abrió los ojos y respondió:

—La verdadera amenaza aún no se ha revelado completamente. Pero debemos estar preparados para cualquier cosa. El conocimiento que adquirimos en la Torre de Cristal es solo el comienzo.

Maren, que estaba mezclando hierbas para una poción curativa, añadió:

—He sentido una presencia oscura desde que dejamos la torre. Algo o alguien nos está observando.

Kael, que siempre era el más pragmático del grupo, frunció el ceño.

—Sea lo que sea, lo enfrentaremos juntos. No hemos llegado hasta aquí para rendirnos ahora.

#### El Consejo de los Pecados Capitales

Mientras tanto, en una fortaleza oscura y antigua, más allá de las Montañas Sombreadas, se reunía el Consejo de los Pecados Capitales. Era un lugar de pesadilla, con paredes de piedra negra y antorchas que emanaban una luz siniestra. En el centro de una gran sala, una mesa circular de obsidiana reunía a los siete miembros del consejo.

Cada uno de los Pecados Capitales tenía una apariencia única, reflejando su naturaleza maligna.

1. **Lucius, el Orgullo**: Un hombre de porte altivo, vestido con ropas elegantes y una capa púrpura. Sus ojos brillaban con arrogancia y su voz era siempre autoritaria.

2. **Gorm, la Gula**: Un ser corpulento, con una piel grisácea y ojos hambrientos. Su boca nunca estaba cerrada del todo, y siempre tenía restos de comida en sus labios.

3. **Avarra, la Avaricia**: Una mujer delgada y astuta, con dedos largos y huesudos. Vestía joyas opulentas y su mirada era siempre calculadora.

4. **Ira, la Ira**: Un guerrero musculoso, con cicatrices en todo el cuerpo y ojos rojos de furia. Siempre llevaba una espada ensangrentada.

5. **Lustisia, la Lujuria**: Una seductora de belleza irresistible, con cabello rojo como el fuego y ojos que prometían placeres prohibidos.

6. **Envidia, la Envidia**: Un ser de apariencia cambiante, siempre adoptando la forma de aquellos que envidiaba. Su expresión era de constante descontento.

7. **Pereza, la Pereza**: Un hombre de aspecto desaliñado, con ojeras profundas y movimientos lentos. Siempre parecía estar a punto de quedarse dormido.

Lucius golpeó la mesa con su puño, llamando la atención de todos.

—Los Elegidos de la Profecía han superado las pruebas de la Torre de Cristal. No podemos permitir que interfieran con nuestros planes —dijo con desdén.

Avarra sonrió malévolamente.

—Tenemos nuestras maneras de manejar a esos entrometidos. Cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar.

Ira se levantó, su furia evidente en cada uno de sus movimientos.

—¡Dame una oportunidad y los destruiré con mis propias manos!

Lustisia puso su mano en el hombro de Ira, calmándolo con su toque.

—Calma, querido. Todos tendremos nuestra oportunidad. Pero debemos ser estratégicos.

Envidia murmuró desde su rincón oscuro.

—Los observaremos y atacaremos donde sean más vulnerables. La envidia es un veneno lento pero efectivo.

Gorm, que había estado devorando un trozo de carne, dejó escapar una risa gutural.

—Nos divertiremos mucho con ellos.

#### Capítulo 4.1: La Emboscada en el Valle de las Sombras

De vuelta con los Elegidos, se encontraban atravesando el Valle de las Sombras, un lugar conocido por sus traicioneros caminos y extrañas criaturas. El aire era denso y opresivo, y una niebla oscura cubría el suelo.

—Este valle tiene una mala reputación —dijo Maren, mirando a su alrededor con desconfianza—. Deberíamos avanzar con cautela.

Lyra asintió, manteniendo su espada lista.

—No podemos permitirnos bajar la guardia. Algo no se siente bien aquí.

Eryndor, usando su bastón como guía, lideraba el grupo.

—Sigamos adelante, pero mantengamos nuestros sentidos alerta.

De repente, una figura emergió de la niebla. Era Pereza, su rostro pálido y ojos pesados.

—No tiene sentido resistirse —dijo con una voz lánguida—. Ríndanse y no sufrirán.

Kael avanzó, con su martillo en mano.

—¡Nunca nos rendiremos ante ti!

Pereza levantó una mano y una ola de somnolencia se extendió sobre el grupo. Lyra luchó por mantenerse despierta, pero sus párpados se volvían pesados.

—¡No... podemos... —murmuró antes de caer al suelo.

Eryndor usó su magia para contrarrestar el hechizo, pero su energía se estaba agotando. Pereza se acercaba lentamente, disfrutando de su victoria.

—Es inútil resistirse. La pereza siempre gana al final.

#### Capítulo 4.2: La Caída de un Héroe

Mientras los demás luchaban por mantenerse despiertos, Ira apareció de la nada, aprovechando la distracción. Con un grito de furia, se lanzó sobre Kael, quien apenas tuvo tiempo de levantar su martillo.

—¡Muere, insignificante! —rugió Ira, su espada cortando el aire.

Kael bloqueó el primer golpe, pero Ira era implacable. Cada ataque era más fuerte que el anterior, y Kael estaba siendo superado.

—¡Kael, no! —gritó Lyra, luchando contra el hechizo de Pereza.

Con un último esfuerzo, Kael logró golpear a Ira en el costado, pero fue un movimiento desesperado. Ira, herido pero no derrotado, lanzó un golpe mortal, atravesando el pecho de Kael.

—¡Nooo! —gritó Maren, corriendo hacia su amigo caído.

Kael, con su último aliento, miró a sus compañeros.

—No... se... rindan... —susurró antes de cerrar los ojos para siempre.

La furia de Lyra fue palpable. Con un grito de desesperación, se liberó del hechizo de Pereza y se lanzó contra Ira, pero Eryndor la detuvo.

—No podemos vencerlos en este estado. Debemos retirarnos y reagruparnos —dijo con urgencia.

Con lágrimas en los ojos, Lyra asintió y el grupo, llevando el cuerpo de Kael, se retiró del valle, prometiendo vengar a su amigo.

#### Capítulo 4.3: La Fortaleza de los Siete Pecados

En la fortaleza oscura, los Pecados Capitales celebraban su victoria. Ira, aún herido, se sentó con un gruñido.

—Uno menos. Los demás seguirán pronto.

Lucius, el Orgullo, sonrió con satisfacción.

—Este es solo el comienzo. La caída de los Elegidos está asegurada.

Pero en lo profundo de la fortaleza, una figura observaba en silencio, sus ojos brillando con una luz diferente. No todos los que habitaban en la oscuridad eran completamente malvados. Y quizás, solo quizás, había esperanza incluso en los lugares más oscuros.

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La historia continúa con los Elegidos enfrentando nuevas pruebas y revelaciones. La pérdida de Kael ha dejado una marca profunda, pero también ha fortalecido su determinación. ¿Podrán superar a los Pecados Capitales y salvar Eldoria? La batalla apenas ha comenzado.