456- Él es para guardar

Y así lo hizo. Aniya James se quedó.

Pasó ese fin de semana con él, en su ático. Vieron películas y pasearon por el jardín privado de los residentes del apartamento. Casi nadie lo visitaba.

—Mañana es día laboral, así que debería irme —le recordó él en broma el domingo por la mañana después del desayuno. Esta vez fue más fácil para ella porque él había arreglado ropa de su talla, incluyendo unos pantalones vaqueros, camisetas, ropa interior, faldas y pijamas.

En ese momento, ella llevaba una camiseta de color oliva junto con pantalones cortos de mezclilla.

—¿Por qué compraste toda esta ropa? —dijo mirando hacia abajo a sus pantalones cortos—. No había necesidad. ¡No me estaba robando tus camisetas! —dijo con una sonrisa burlona y guiñando un ojo.

—Entonces quizás podrías mudar tus cosas aquí —le sugirió él con un encogimiento de hombros. Aniya todavía no podía permitirse comprar suficiente ropa ahora mismo.