Zhao Hong se abofeteó a sí misma varias veces. Aún podía sentir dolor, lo que significaba que todavía estaba viva.
Empezó a sentirse desanimada. Qué bueno sería si estuviera muerta...
Cuando Qiao Mei y Li Gui escucharon el ruido, entraron a la casa al lado de Zhao Hong.
—Hermana mayor, ya te despertaste. Toma primero un poco de agua tibia. —Li Gui le entregó un vaso de agua a Zhao Hong.
—Gracias. ¿Qué me pasó? —preguntó Zhao Hong.
—El médico dijo que estás desnutrida. Te cansaste demasiado al venir caminando hasta aquí, por eso te desmayaste. Te recuperarás después de unos días de descanso —dijo Li Gui.
Qiao Mei se sentó en silencio a un lado y no dijo nada. Solo miraba los moretones en el cuerpo de Zhao Hong. Esas lesiones parecían haber sido causadas por golpes con un palo y muchas de ellas eran heridas antiguas.