—Shhhhhh —Nan Yan puso su dedo índice en los labios, señalizando que no se emocionara demasiado, y sonrió levemente—. ¿Quieres un autógrafo?
—Sí —Chen Hongyu asintió con entusiasmo, sus ojos brillaban mientras miraba a Nan Yan.
Nan Yan le pidió que buscara papel y un bolígrafo. No esperaba encontrarse con una de sus fans y no tenía la costumbre de llevar papel y bolígrafo consigo, así que dependía de la fan proporcionarlos.
Qin Lu apoyó su cabeza en su mano, una señal de diversión en sus ojos mientras la observaba interactuar con la fan.
Si no fuera por esos asuntos molestos, qué agradable sería...
Ver la sonrisa relajada y natural en la cara de Nan Yan le hizo desear que ella pudiera permanecer así para siempre, sin cargar con esas pesadas cargas nunca más.
Sin embargo, Qin Lu también entendió que no tenía derecho a dictar la vida de Nan Yan.