—Nan Yan observó cómo su figura se alejaba, con una sonrisa leve jugueteando en sus labios —Esta chica parecía de su gusto —Esperaba que tuvieran la oportunidad de conocerse mejor en el futuro —Después de que He Xintong se fue, Nan Yan fue a la cabina para encontrar a Qin Lu —Al verla acercarse, Qin Lu dejó el látigo que tenía en la mano y le hizo señas —Yanyan, ¿te encargarás de interrogar a esta persona? —Eso era algo para lo que ella era más adecuada —Después de todo, con su interminable colección de venenos, podía hacer fácilmente que cualquier prisionero terco revelase la verdad —Si él seguía interrogando, temía que acabaría matando a la persona directamente —Nan Yan echó un vistazo a la persona cubierta de sangre, evidentemente ya sometida a tortura severa, y levantó una ceja —Claro que sí~