Después de asegurarse de que nadie le prestaba atención, Nan Yan reprocesó el ungüento que le había dado el profesor, agregando varios otros ingredientes medicinales que había sacado previamente.
Esta vez, nadie la molestó. Después de aplicar el ungüento en su herida, el dolor ardiente disminuyó gradualmente.
Después de guardar el ungüento, fue a buscar a Zong Qiyin.
Mientras Zong Qiyin orquestaba el esfuerzo colaborativo, la atmósfera en la sala chispeaba con una mezcla de anticipación y escepticismo. Los profesores, expertos renombrados en sus respectivos campos, se encontraban en un territorio desconocido mientras lidiaban con el giro inesperado de los eventos.
La llegada de Nan Yan inyectó una nueva dinámica en la escena. Zong Qiyin, reconociendo su presencia, le hizo espacio y dijo cálidamente:
—Yanyan, ven y prueba. Tus percepciones podrían ser invaluables en este esfuerzo.