Incapaz de contenerse

—Mamá, Papá. —tosió ligeramente Shi Nuan y miró hacia sus padres llamándolos suavemente.

—Tu padre y yo acabamos de regresar de nuestra caminata y vimos llegar el coche de Meng Zhi, pero ustedes dos nunca bajaron. ¿Qué estaban haciendo ahí dentro? —preguntó confundida Madre Shi.

—Yo, yo… —tartamudeaba Shi Nuan, su mente instantáneamente retrocedía a los eventos que acababan de transcurrir en el coche mientras el nerviosismo que había reprimido resurgía, trayendo un rubor a sus mejillas bajo el interrogatorio de su madre.

Justo entonces, Shi Nuan sintió que tomaban su mano. Al levantar la vista hacia Meng Zhi a su lado, una ola de tranquilidad la inundó.

—Lo siento, tío y tía, estaba discutiendo algunos asuntos con Nuannuan en el coche, por eso nos tomó algo de tiempo —dijo Meng Zhi.

—¿Sobre qué estaban hablando tanto tiempo… Cariño, ¿por qué me estás pellizcando? —sin pensar soltó Padre Shi al escuchar la explicación de Meng Zhi.