—¿Qué? ¿Padrino? —Qiao Nian se quedó ligeramente atónita.
—¡Ahora me llama Papá! —Qiao Nian se volvió a quedar aturdida, sin poder recuperar el sentido por un momento.
—Era demasiada coincidencia. —Qiao Nian se quedó aturdida por un momento, sus ojos llenos de ira. Continuó:
— ¿Y qué hay del inhumano padre de Gu Qi?
—... Está en el extranjero. —dijo Gu Zhou.
—Entonces, ¿qué quieres hacer? —Qiao Nian miró a Gu Zhou.
Gu Zhou apretó los labios, sus ojos llenos de determinación:
— Por eso quiero traerlo aquí. ¡Quiero que se quede para poder cuidar de él!
No importaba lo que fuera, tenía que traer a Gu Qi a su lado, incluso si Qiao Nian no estaba dispuesta.
—Qiao Nian casi sospechaba que había algo mal con sus oídos. Pensó que había escuchado mal. Atónita por un momento, preguntó sorprendida:
— ¿De verdad?
—Sí. —respondió Gu Zhou.