Lu Rao bajó la mirada ligeramente y apretó los puños con fuerza. —Hermano, ahora tengo la capacidad de proteger a Azúcar.
—Ah Rao, confío en tu capacidad, pero algunas cosas no son tan sencillas como piensas. ¿Qué pasa si esas personas atacan a Azúcar en secreto? —Lu Zhu hizo una pausa por un momento y continuó—. Ahora que sabemos que Azúcar sigue con vida, eso ya es una bendición disfrazada. Lo que tenemos que hacer es proteger la vida de Azúcar, ¡es mejor que traerla de vuelta a la familia Lu ahora!
Lu Rao naturalmente entendió lo que Lu Zhu quería decir. Pensando en la espalda de Qiao Nian mientras se alejaba, su voz no pudo evitar volverse ronca. —Hermano, quiero buscar a Azúcar. Quiero hablar más con ella.
—¡Habrá muchas oportunidades en el futuro!
Lu Rao asintió, sintiéndose aún un poco solo.
Si hubiera sabido que Qiao Nian era Azúcar, la habría llevado a jugar.