—Cuando Gu Qi escuchó las palabras de la Matriarca Gu, asintió seriamente y dijo —Sí, quiero que la Tía Nian Nian sea mi mamá.
—Cuando la Matriarca Gu escuchó las palabras de Gu Qi, sus labios se curvaron involuntariamente. Ella asintió suavemente —Qué niño tan bueno.
—Gu Qi miró a la Matriarca Gu seriamente y preguntó con curiosidad —Bisabuela, ¿la Tía Nian Nian está dispuesta a dejarme ser su hijo?
—Al oír esto, la Matriarca Gu no pudo evitar sentir un dolor en el corazón por Gu Qi. Ella miró a Gu Qi como si estuviese mirando a Ah Zhou de hace muchos años.
—La Matriarca Gu recordaba claramente que en ese entonces, Ah Zhou era como un frasco de medicinas. El propósito de su vida era proporcionar medicina para su hermano.
—Ella había estado cuidando de Ah Zhou. Una vez, Ah Zhou le preguntó con cuidado —Abuela, ¿no les gustan Mamá y Papá a Zhou Zhou?
—En ese momento, antes de que pudiera responder, Ah Zhou fue llevado por su madre para que le sacaran sangre.