Qiao Xin miraba preocupada hacia el quirófano. Después de pensarlo, dijo: «¡Claro, me reuniré en cualquier momento!».
—¿Por qué no cenamos esta noche?
—¡De acuerdo! —asintió Qiao Xin.
Qiao Xin pensaba en Su Xue, que estaba cubierta de heridas en el quirófano. Un destello de frialdad brilló en sus ojos, pero su voz era tan suave como siempre: «Hermana Man Man, encontraré un momento para que conozcas a la familia Lu, y te ayudaré a recuperar tu estatus como Señorita Lu. Sin embargo, no olvides lo que me prometiste anteriormente».
—Lo recuerdo. Además, ya le pedí a mi pequeña ayudante que lo hiciera. Ella parece inocente y no llamará la atención de Qiao Nian. Cuando Qiao Nian se dé cuenta, ya será demasiado tarde. ¡Solo espera las buenas noticias de mi éxito! —Qiao Xin dijo sinceramente.
Un destello de autosatisfacción brilló en los ojos de Qiao Xin. Cuando Hermana Man Man regresara, ¡ella podría matar a Qiao Nian!
—Somos buenos amigos. ¡No tienes que ser tan cortés!