Dos Clavos Supresores de Almas

Alex frunció el ceño. ¡Este oficial de policía era demasiado ineficiente! Pateó algunos pedazos de porcelana y los lanzó por el aire.

—¡Los que sentían que tenían razón, los que hablaban tonterías y los que huían quedaron todos silenciados! —Al mismo tiempo, ¡hubo un disparo de advertencia!

Todos se abrazaron la cabeza y se agacharon en shock. Ahora, finalmente estaban tranquilos.

Alex sostuvo su teléfono y envió un mensaje con una expresión aterradora y fría.

—Consigue a alguien para investigar quién es el organizador de este evento. ¡Captúralos! —dijo.

La voz de Amelia de repente sonó en el silencio.