Quitarle los dientes delanteros

—En ese momento, Alex, Amelia y los demás se apresuraron a llegar. Cuando vieron a Luna, que estaba cubierta de sangre, y al hombre que había sido calcinado por el rayo, a William se le helaron las manos y los pies. Sostenía la cuenca de hierro y temblaba. De repente se dio cuenta de que su invento era inútil en el momento crítico. ¡Tenía que continuar y esforzarse más al regresar!

Amelia se agachó frente a Luna y rebuscó en su alforja. Sacó un talismán amarillo y se lo pegó en la frente.

—Luna contuvo la respiración y dijo con enojo —¡Quítalo!

Amelia se tapó la boca. —Está bien, no hables. Ahorra algo de sangre.

—Luna: "…" Apretó los dientes. "Esta vez... ¡Yo! ¡No perdí!" ¡Si se atrevía a llamarla estúpida otra vez, definitivamente le arrancaría los dientes de enfrente!

—Amelia: "Sí, sí, no perdiste. Solo te apuñalaron…" ¡Qué lástima, pero también muy valiente! Amelia admiraba a Luna desde el fondo de su corazón y sentía que el plan para golpearla podía posponerse...