—No seas tan calculadora con tu primo político. Él es así —aconsejó Zhagu sentándose en la cama del hospital.
—¿Porque "él es así", los demás deben cederle? —Zhii soltó una risotada—. Recuerdo que cuando reprobé el examen de ingreso a la universidad en el bachillerato, mi primo político se alegró mucho. Decía a todos: "Sabía que Zhii no podría entrar a la universidad. Ya la había calado". Más tarde, cuando ella repitió sus estudios, este primo político fue aún peor. Cuando bebía con sus parientes, decía, "Si Zhii entra a la universidad, enseguida encenderé cohetes y le daré otros 30,000 yuan".
—Cuando Zhii estaba en la preparatoria, de hecho era juguetona y le gustaba ir a cibercafés. Sin embargo, incluso así, sus calificaciones académicas no eran malas. Incluso superaba al hijo de su primo político. Por eso su primo político se alegró tanto cuando falló accidentalmente. Más tarde, cuando ella entró firmemente a la universidad, su primo político se quedó callado.