¿No te quedaste para acompañarlo?

Amelia sacudió la cabeza. Después de ser interrumpida, el peso indescriptible en su corazón desapareció por alguna razón. Pronto, volvió a su aspecto despreocupado y feliz. —Hermano Harper, ¿te da miedo quedarte aquí solo por la noche?

La respuesta de Harper a la pregunta de Amelia fue rápida. Se rió entre dientes. —¿Yo tener miedo?

Amelia asintió aliviada. —Me alegra que no tengas miedo. Entonces regresaremos.

—... —Observó cómo Amelia y William salían corriendo. Pronto, siguieron a la Sra. Walton cuando entró y la siguieron de cerca al salir.

La Sra. Walton tenía dolor de cabeza. —Estén tranquilos un rato. Esperen a que firme y luego regresaremos.

—¡Sí, sí! ¡Yo también quiero firmar! —Amelia extendió su pequeña mano y fingió escribir en su palma. —Acepto hacerle un corte en la cabeza al Hermano Harper.

—... —Harper observaba cómo todo sucedía.