—Amelia se sacudió el polvo —dijo—. ¡Lo haré yo! Acto seguido, corrió y le susurró al oído de Ling—. ¡Tía Mayor! ¡Sube! ¡Sube! Eso es... Se metió en el ataúd y lo demostró personalmente, trepando con manos y rodillas.
—Ling movió el cuello de forma adormecida y miró fijamente a Amelia por un momento antes de apartar la vista inmediatamente y seguir observando a William.
—William —¿??? ¿Podría ser que tenía que demostrarlo él también? También saltó hacia abajo, pero al bajar, se dio cuenta de que había una capa de huesos dentro del ataúd. Inmediatamente gritó—. ¡Mierda!
—Ling miró a William sin expresión. Sus labios se movieron ligeramente, como si quisiera confirmar cuál era la palabra, pero no salió ningún sonido.
—William se serenó. Había visto fantasmas y zombis. ¡De hecho, este zombi era su madre! ¡Los huesos blancos no eran nada! ¡No merecían mención alguna!