Nombreless Nie parecía indiferente. Sus ojos no se movían.
—¡Capitán… él te golpeó primero! —dijo apresuradamente Rociada de Flores.
Li San Ye se burló y golpeó a Nombreless Nie en el abdomen una vez más. Esta vez, usó casi toda su fuerza.
Sin embargo, Li San Ye quedó incrédulo: este hombre delante de él ni siquiera se inmutó y después de recibir ese golpe, no tenía la más mínima herida en absoluto.
—Tú… realmente estás buscando la muerte. —Una luz fría destelló en los ojos de Nombreless Nie.
Nadie vio qué movimientos hizo, pero en el siguiente segundo, agarró a Li San Ye por el cuello.
Esta fuerza enorme dejó a Li San Ye sin espacio para contraatacar.
Este conocido asesino era como un recién nacido en las manos de Nombreless Nie. Nombreless Nie lo tomó por el cuello y lentamente lo levantó del suelo.
La cara de Li San Ye se puso roja, sus ojos se llenaron de vasos sanguíneos y ambos brazos golpeaban salvajemente hacia Nombreless Nie.