Amado Más Querido…
Cuando Nie Tangxiao vio esas tres palabras, su pequeña cara se quedó helada.
El teléfono seguía sonando.
El identificador de llamadas seguía parpadeando en la pantalla del teléfono.
Fuera del país, dentro de una suite de un hotel lujoso.
Si Yehan fruncía el ceño mientras sostenía su teléfono.
Cada vez que llamaba a Ye Wanwan, lo hacía según su horario para que le resultara conveniente contestar, por lo que debería poder responder en segundos. Sin embargo, nadie contestó esta vez.
Xu Yi, que estaba de pie a un lado, sostenía una gran pila de documentos. Preguntó:
—Maestro noveno, ¿qué ocurre? ¿No contestó la señorita Wanwan el teléfono?
Si Yehan no respondió. Con su mano hizo presión en el espacio entre sus cejas. Sentía que últimamente no podía concentrarse y estaba pensando demasiado.
Probablemente era porque ella no estaba a su vista.
Xu Yi respondió valientemente: