Qian Qian, ¡Nadie Puede Llevarte!

Song Yan sostuvo la mano de Shi Qian y ella inmediatamente la retiró.

Esta reacción subconsciente decepcionó a Song Yan.

—Song Yan, gracias —dijo Shi Qian suavemente.

Ella creía que Song Yan debió haber trabajado duro para que este medicamento fuera introducido. Además, lo estaba haciendo por ella.

—Qian Qian, no me agradezcas. Esas dos palabras no necesitan existir entre tú y yo.

—Song Yan, no sé qué más puedo hacer excepto agradecerte.

—Qian Qian, ¿puedes dejar a Fu Sinian? —Song Yan lo dijo de repente.

Shi Qian abrió la boca como si hubiera perdido la voz.

—Qian Qian, ¿no estás dispuesta a dejar a Fu Sinian? —Song Yan estaba un poco ansioso. Lo que más le preocupaba era que Shi Qian se enamorara de Fu Sinian.

—Song Yan, entiendo tus intenciones. Esto no tiene nada que ver con si dejo a Fu Sinian o no. Incluso si no fuera Fu Sinian, no estaría con nadie. No quiero casarme ni amar a nadie en mi vida.