Tú y Su Ruoqing solo os falta dormir juntos

—Él lentamente levantó su mano hacia la de Shi Qian —queriendo consolarla.

Al final, tan pronto como su mano tocó el dorso de la de ella, ella la apartó de un manotazo.

—¿No has hablado a favor de ella? ¡Escuché todo lo que acabas de decir! —replicó Shi Qian.

Fu Sinian se atragantó de nuevo.

—¡Él ni siquiera había dicho nada cuando ella ayudó tanto a Song Yan!

—¿Es cierto que Lin Qinghe está embarazada del hijo de Song Yan? —preguntó Fu Sinian.

—¡Sí! —Shi Qian asintió con la cabeza.

—Ya que él ha causado semejante cosa, ¡debería sufrir las consecuencias! —Fu Sinian intentó aclarar la relación.

—Entonces, ¿todavía piensas que Lin Qinghe es inocente? ¿Song Yan debería ser obligado a casarse con ella, verdad? Si Su Ruoqing te hiciera algo así, ¿la desposarías por el bien del niño? —Shi Qian continuó su interrogatorio.

—¿Qué tiene que ver esto con Su Ruoqing? —Fu Sinian sentía que las cosas se volvían más y más caóticas.