—Se necesitan dos para bailar un tango. Si él no hubiera dicho algo desagradable, ¿cómo podrías haber perdido el control de tus emociones? ¡Así que todavía es responsable! Piénsalo. Esta vez no se atrevió a verte durante dos días, pero ¿y la próxima vez? ¿Se atreve a alejarse por veinte días? No puedes perdonarlo tan fácilmente, ¿entiendes? Escucha al Abuelo.