Qué llorón

Después de que Lin Shiming se fue, hubo silencio en la sala.

Shi Qian caminó lentamente frente a Qiuran y se agachó para sostener su mano.

—Mamá, no dejes que él afecte tu ánimo.

Shi Qiuran levantó la mano y sostuvo la de Shi Qian. —No te preocupes. Él ya no afecta el ánimo de Mamá. No vale la pena por una persona así.

—La cena está lista. Comamos primero —Wen Lan se levantó y saludó.

—Sí, sí, sí, ¡comamos! Comamos primero. Hoy es una cena de reunión. Todos, sean felices —El viejo maestro se levantó.

Shi Qian ayudó a Shi Qiuran hacia el comedor.

Tan pronto como se sentaron, Tuan Tuan miró el plato de pollo. Tomó una pierna y la colocó en el tazón de Shi Qiuran.

—Abuela, ¡come una gran pierna! ¡Está deliciosa!

Shi Qiuran se sintió halagada. —Gracias, Tuan Tuan. Eres muy obediente.

—De nada —respondió educadamente Tuan Tuan.

Shi Qian tomó otra pierna y la colocó frente a Tuan Tuan. —Esto es para Tuan Tuan.

—¡Gracias, Hermana! —Tuan Tuan la agradeció feliz.