La familia estaba viendo la televisión. Solo la mirada de Fu Sinian medía a Shi Qian de vez en cuando.
Incapaz de soportar su mirada, Shi Qian finalmente giró para mirarlo.
—Deja de mirarme —le ordenó con voz muy pequeña.
—Si no te miro, ¿qué debo mirar? —Fu Sinian respondió suavemente.
—¡Puedes ver la televisión!
—Vi televisión para verte a ti también. Ahora que estás sentada a mi lado, podría verte directamente. ¿No me ahorraría eso problemas?
Shi Qian abrió su boca, ¡pero se quedó sin palabras!
Fu Sinian sonrió ante su vergüenza.
—Ya puedes ver la TV. Estoy casi fuera. Seré el siguiente.
Solo entonces Fu Sinian giró su mirada hacia la televisión.
La voz del presentador anunció al próximo concursante.
Hubo silencio. Todos lo esperaban con ansias.
Primero, el sonido de una guitarra salió, seguido por el canto puro de Shi Qian.