—Qian Qian, en tus ojos, Ji Han no es tan guapo como el Joven Maestro Fu, pero no puedes negar que es un hombre guapo. ¿Estás segura de que el Joven Maestro Fu no se pondrá celoso?
—¡Es imposible que Sinian no tenga esa pizca de confianza! Ji Han no se puede comparar con él en absoluto. ¡No están en la misma latitud, vale! —exclamó Shi Qian elevando la voz.
Cuando Fu Sinian escuchó esto, la sonrisa en sus ojos se profundizó.
—No lo digas tan temprano. ¿Sabes cuántas veces tuve que revisar este guión para el Presidente Fu? Aunque tú y Ji Han no tengan ahora escenas de relación, aun así tenéis escenas juntos —añadió Xiao Yan.
—¿De qué hay que tener miedo? Incluso si actuamos de acuerdo al guión original, puedo garantizar que Sinian no tendrá objeciones.
—Qian Qian, aún eres demasiado joven. No entiendes nada de los hombres.
—No sé mucho sobre otros hombres, pero sí sé algo sobre Sinian —dijo Shi Qian con confianza.