Toneladas de Golpes Críticos Dulces Hicieron que Big Boss Fu se Desmayara

—Está bien —Fu Sinian esperó con una sonrisa.

—Sinian, yo… te amo —Shi Qian colgó rápidamente.

Después de terminar esas pocas palabras, no dejaba de ladrar como una marmota, su pequeño cuerpo todavía revolcándose en la cama.

Sentía que su presión arterial y ritmo cardíaco ya no eran normales.

Tardó mucho en calmarse.

Se sentó en la cama, cogió su teléfono y se rió a carcajadas.

Fu Sinian tardó mucho en asimilar el impacto de esas palabras.

¡Esta cosita era tan buena!

Había aprendido y sus movimientos eran letales.

Esas palabras fueron como toneladas de dulces golpes. ¡Apenas podía soportarlos!

Quería devolver la llamada de inmediato, pero se detuvo al pensar en lo tarde que era.

De camino de vuelta a la oficina, no pudo evitar sonreír tontamente.

Las heridas de Lin Qinghe eran más graves. Después de que Rong Qi saliera, Bai Jianshen organizó un hospital privado para tratarla.

En esos cortos doce días, había experimentado los momentos más oscuros de su vida.