Su corazón ya había quedado hecho trizas por esa frase:
—¡Ella no es tan importante para mí!
Shi Qian se levantó para irse.
De repente, Su Ruoqing se plantó frente a Shi Qian.
—Shi Qian, después de conocerte, su obsesión con esos peluches se dirigía hacia ti. ¿Alguna vez lo has visto agarrando un peluche y sin poder soltarlo durante horas? Cuando estaba contigo, no creo que no hayas notado nada —Shi Qian movió los labios, pero no salió ningún sonido.