—¿Por qué— Antes de que Lu Man pudiera terminar su pregunta, Han Zhuoli desabrochó su cinturón de seguridad y rápidamente hizo lo mismo con el de ella.
Bajando del coche, caminó hacia su lado y rápidamente abrió la puerta del coche para sacarla.
Agarrándola de la mano todo el camino, avanzó a grandes pasos hacia el hotel.
—… —Lu Man.
Siguiéndolo detrás, Lu Man tuvo que correr para alcanzarlo. Por suerte, siempre le había gustado llevar zapatos planos.
Han Zhuoli caminó hacia la recepción y sacó su documento de identidad. —Dame una habitación.
—¿Puede decirme si tiene una reserva? —preguntó el recepcionista.
—No —Han Zhuoli apretó los dientes—. Organíceme una ahora.
Estaba extremadamente ansioso y no quería perder tiempo aquí.
—… —Lu Man.
Viendo lo ansioso y agitado que estaba, finalmente supo lo que quería hacer, y por fin entendió por qué se había detenido por su propia voluntad justo ahora.