Ella no pudo contenerlo a tiempo y de repente soltó un grito.
El sonido era adorable, suave, tierno y placentero. Era como un llanto pero también como un gemido.
Bajo este extraño placer, Lu Man no pudo dejarse llevar completamente y se cubrió la boca con la mano.
Pero Han Zhuoli agarró su muñeca y la apartó.
—No importa qué tan fuerte grites. Este lugar es mucho más grande que la mansión. Aunque pierdas la voz de tanto gritar, el sonido no se propagará —la animó suavemente al oído.
—… —Lu Man.
Aunque Han Zhuoli le había entregado este lugar directamente, seguía siendo un entorno nuevo para ella. Realmente no estaba acostumbrada.
En un lugar nuevo y desconocido, ¡no podía dejarse llevar!
Sin embargo, al final, Lu Man ya no tuvo problemas para dejarse llevar.
Han Zhuoli hizo que olvidara dónde estaba y ella gritó completamente de manera involuntaria.