Lograron desviar realmente la atención de Yan Jinyi.
Los tres hermanos de la familia Huo parecían haber ido a lidiar con la lucha por las fuentes de minerales. Así, Yan Jinyi se aburría en casa hasta perder la razón.
—La forma en que ustedes celebran el Año Nuevo Lunar es tan aburrida. Las tiendas están todas cerradas, esta gente no está aprovechando la gran oportunidad de ganar dinero en absoluto —Yan Jinyi yacía perezosamente en el sofá, vestida con pijamas de oso de peluche con una pierna cruzada sobre la otra. No le importaba para nada su imagen pero de alguna manera no parecía repulsiva.
Huo Qingyuan siempre sentía que era porque Yan Jinyi era una gran belleza.
—Segunda Cuñada, juguemos al juego otra vez, de todos modos no tenemos nada más que hacer —Huo Qingyuan se sintió herida—. Pero, Segunda Cuñada, ¡tus habilidades tampoco son mucho mejores!